Arte y Espectáculos

‘¡Quiero ser libre!’, el libro que saca del armario a la música ‘queer’

desde Leonard Bernstein, Elton John o Madonna, las canciones escogidas pueden escucharse gracias a los códigos QR que incluyen, un total de quince horas de reproducción.

Por Irene Dalmases

Un nuevo libro, ‘¡Quiero ser libre!‘, saca del armario a la música ‘queer’, con la inclusión de unos 180 artistas desde principios del siglo XX a la actualidad, escrito por la periodista española Núria Martorell, con ilustraciones de Francina Cortés, amigas desde hace años.

En declaraciones a EFE, ambas rememoran las muchas horas destinadas a preparar los listados de los artistas que aparecen, desde Leonard Bernstein, sir Elton John o Madonna, a Mari Trini, mito para la comunidad lésbica en España, o las canciones escogidas y que pueden escucharse gracias a los códigos QR que incluyen, un total de quince horas de reproducción.

También debatieron sobre cómo debían plantear las biografías o quién merecía una ilustración.

Núria Martorell, convencida de que la música vinculada al movimiento LGTBIQ+ tiene una historia que merece ser revisada, tampoco obvia lo que sufrieron algunos de los protagonistas de la obra -unos 180, más mujeres que hombres- por no poderse mostrar tal y como se sentían, ya fuera por el momento social que les tocó vivir, o por las propias discográficas.

Chavela Vargas, por ejemplo, no admitió públicamente su lesbianismo hasta los 81 años y eso que nunca se acostó con un hombre. “Fíjate qué pureza, yo no tengo de qué avergonzarme… Mis dioses me hicieron así”, tal como queda constatado en el libro.

¡Quiero ser libre! se divide en décadas, desde los años veinte del siglo pasado hasta la actualidad, desde lo que se denominó un “oasis de entreguerras”, con Berlín como “epicentro queer”, hasta artistas de hoy como Billie Eilish o Shamir, alguien que “le pone los cuernos a los géneros sexuales y musicales”.


Al inicio de estas páginas, hay una especial referencia al médico y activista alemán Magnus Hirschfeld, al frente del primer Instituto para la Ciencia Sexual, que incluía una clínica donde se realizaron las primeras operaciones de cambio de sexo.

Martorell quiso destacar a través de los textos de los once capítulos, cómo varios de los cantantes que aparecen “desafiaron mucho más que géneros musicales, también identitarios y sexuales”, siempre, además, entendiéndolos desde “la libertad y el respeto”.

Todo ello acompañado por pinceladas históricas de cada momento, lo que permite al lector entender mejor “la vida, el sufrimiento o los éxitos de los artistas biografiados”.

No deja en el tintero que la primera canción ‘queer’ de la que hay constancia es ‘La canción violeta’, compuesta en 1920 por Mischa Spoliansky y Kurt Schwabach, dedicada a Magnus Hirschfeld, quien hizo la primera intervención de cambio de sexo a la pintora danesa Lili Elbe, cuya historia dio origen a la película, ‘La chica danesa’.

El primer disco ‘queer’ fue grabado por un heterosexual

Destaca, por otra parte, que el primer disco ‘queer’ de la historia fue grabado por un heterosexual, Gene Howard, en 1962, o que Liberace, alguien de quien las autoras no serían amigas, fue considerado el rey del kitsch, un hombre que adoptó a su amante como hijo.

Con ilustración incluida, el libro no obvia a Wendy Carlos, compositora transgénero pionera en usar sintes y autotune, mientras que Rafaella Carrà aparece citada por piezas como ‘Rumore’, ‘Fiesta’ o ‘Lucas’ y por haber abanderado el feminismo y la lucha LGTBIQ+ en su momento, pero no se desarrolla su biografía porque ella no era ‘queer’.

Michel Stipe, de R.E.M, tiene sus párrafos, tras declarar que no era ni homosexual, ni heterosexual, sino “simplemente sexual” y de Samantha Hudson se indica que pasó de “maricón” a “madre” de los que habitan en los márgenes del género.

EFE.

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